Ser feliz es el sueño de todos.

Es la meta a la que deseamos llegar en nuestra vida.

Es aquello que buscamos sin cesar las personas, desde hace 400.000 años en el que el ser humano pisó la faz de la tierra hasta la actualidad.

La FELICIDAD ha sido una de las preocupaciones de la Humanidad, un tema muy recurrente de hoy, de ayer y de siempre.

De mayores, niños y jóvenes.

De filósofos griegos, humanistas, pensadores orientales, psicólogos y religiosos.

Hay tantas definiciones de Felicidad como disciplinas se han acercado a su estudio, como épocas en las que se ha reflexionado, circunstancias en las que se ha valorado, como enfoque cultural proporcionado o como personas la han anhelado.

Se ha intentado explicar el concepto, las distintas formas de alcanzarla y de expresarla.

Entonces… ¿qué es la felicidad?

Hay personas que la definen como un estado emocional agradable a alcanzar mediante la suerte, el azar o el bendito destino.

Hay otras personas que creen que la felicidad es cuestión de genes, que se nace con mayor o menor facilidad a sentir bonito.

Incluso otras que valoran que este sentimiento va a depender de las situaciones que la vida nos va a deparar y en función que sean más positivos, exitosos, negativos o adversos, tendremos la ocasión de sentirla más o menos a lo largo de nuestra existencia.

Estas opiniones acerca de lo que consideramos que significa el bienestar y cómo conseguir la felicidad, tiene un papel muy relevante en su búsqueda.

Si consideramos que nuestra felicidad estará determinada por la biología o por las vivencias, la actitud será más pasiva, de espera, de resignación.

Sin embargo, si creemos que nuestra felicidad va a depender de nuestro comportamiento, la actitud será más activa, de lucha, de búsqueda, de ilusión y esfuerzo.

Todas las personas tenemos en nuestro interior una brújula que nos guía en el camino hacia la felicidad. Y hemos de aprender a reconocer, comprender y utilizar esa brújula para que nos oriente de la forma más adecuada según los intereses y deseos de cada uno de nosotros.

Las investigaciones desde la perspectiva de la incipiente Psicología Positiva, han puesto de manifiesto que la responsabilidad de la felicidad reside en cada uno de nosotros.

Tenemos el regalo de poder poner en marcha nuestra propia brújula para encaminarnos hacia aquello que nos hace felices, que nos hace disfrutar, que nos ilusiona y que nos enseña.

Mediante esta brújula no encontraremos una meta, porque la felicidad es cada uno de los pasos, de las decisiones tomadas en ese caminar.

No perseguiremos a la felicidad porque es un estado de ánimo que se siente y se sigue, no se persigue.

No esperaremos a que el sol o las estrellas iluminen nuestra senda, sino que activamente tomaremos uno de esos rayos de luz para tomar decisiones, valorar alternativas, conocer mejor quiénes somos y qué es lo que necesitamos en nuestras vidas.

Porque la felicidad es una posición ante la vida.

La forma en la que cada persona elige y decide afrontar las situaciones que su vida le depara. La forma de percibir e interpretar cada suceso con el objetivo de acumular conocimiento que le permita seguir creciendo y desarrollándose como la persona que desea ser y los objetivos que se propone lograr para que sus vivencias tengan significado.

Por ello, en este mismo instante BUSCA TU BRÚJULA y ponla en marcha.

Entrena tu orientación y ve a caminar por aquellas rutas que consideres son las que en este momento te hacen sentir bien. Pero no huyas de las que no te agraden, afronta con esfuerzo y tesón cada uno de los caminos porque de todos ellos se obtienen aprendizajes.

Tienes una realidad en días, 24 horas por delante para no dejar pasar oportunidades de vivir con intensidad, aceptando experiencias, despidiendo chispas de ilusión, y con la responsabilidad de descubrir con tu brújula todo el mundo que te rodea.

Guarda a buen recaudo todo aquello que descubras o compártelo con el mundo…te esperamos!

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