Hoy te animamos a parar.

Sabemos que lo sabes, hazlo por favor.

Para durante unos minutos tu rutina habitual.

Observa a tu alrededor, pero hazlo con una mirada distinta…

Detente en detalles, despacio, como si lo estuvieras viendo todo por primera vez.

Vas a descubrir algo nuevo, seguro. Y aparecerá la emoción del asombro.

Una emoción necesaria para mantener viva la ilusión.

Compruébalo por ti mism@… puedes ver un árbol que nunca habías visto en la puerta de tu casa, un comercio que ha cerrado sus puertas y otro que está ya en su lugar, una cornisa de un edificio por el que habitualmente paseas y no habías percibido, unas nubes de un color increíble, una pequeña grieta en la pared de tu casa…

Te animamos a que detengas tu tiempo y lo dediques a ese nuevo descubrimiento.

Tu vida no va a ser diferente, pero tú sí lo puedes ser.

Con cada nuevo estímulo, modificas  las conexiones neuronales.

Siguiendo la valiosa metáfora de Elsa Punset, los caminos neuronales son como los surcos en la nieve. Lo más cómodo es deslizarte por los surcos que ya están marcados, casi sin pensarlo porque es lo conocido y lo fácil.

Lo costoso, es generar nuevos a los lados porque requiere esfuerzo, tesón y consciencia.

Sin embargo, con cada nuevo surco, conectas con lo novedoso, se generan nuevos caminos neuronales y se abren nuevas posibilidades de vivencias y experiencias nuevas.

Es una apertura para salir de lo conocido, lo establecido y lo rutinario.

Esta apertura a lo desconocido, lo novedoso o lo diferente, favorece la capacidad de flexibilidad necesaria en un mundo tan cambiante.

Ayuda al desarrollo de la capacidad de adaptación para aprender habilidades y potenciar fortalezas que nos ajusten a las situaciones tan dispares con las que convivimos.

Si te parece, puedes entrenar tu asombro de dos formas. Una, parando a descubrir lo nuevo con una mirada amable y lenta…

Y dos,  favoreciendo activamente esos cambios.

Te proponemos algunas ideas, por ejemplo cambia de calle para ir a casa, ponte una pieza de ropa que nunca has usado, cambia de gel, prueba una bebida que nunca has tomado, tira eso que lleva contigo toda la vida y no es útil, entra en esa tienda que siempre miras de reojo, atrévete a subir al columpio del parque, a hablar con ese compañero…

Pon tú mism@ tus propios ejemplos.

Con el tiempo, ya habrás adquirido un nuevo comportamiento que te guiará hacia la meta que tú persigues: la felicidad de poder atrapar los instantes únicos de tu valiosa vida.

Está en tu mano.

Dedícate tiempo y descubre con asombro esas nuevas rutas en tu vida.

Si quieres compartirlo con nosotras, estaremos encantadas de leer vuestros hallazgos.

Ahora, a seguir…pero quizá ya con una nueva actitud.

Gracias!

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